Estándares para amor propio

Estándares

Una guía para conocer qué quieres y cuáles son tus límites.

Te cuento algo… hace un año me partieron el corazón como a una adolescente. Mi corazón no simplemente se partió, se quedó sin piel, desnudo, en carne viva; era tan palpable que el dolor lo podía sentir físicamente (taquicardia, presión alta, un nudo en la garganta, un susto permanente en el estómago y una disminución de IQ embarazosa… tu sabes #basics) y así comencé mi proceso, de asumir, aceptar, y trabajar sobre esta situación, ósea, trabajar en mí.

Con el paso de los años, las decepciones, los cantazos, los mocos, el llanto, las noches en vela que me han provocado las diferentes situaciones en mi vida (y no me refiero solo a hombres, sino también a enfermedades, desgracias, sueños rotos etc.) He desarrollado un mecanismo de defensa que puedo resumirlo con esta analogía.

“Piensa en una cámara al tirar una foto, automáticamente aparece sobre el primer plano el punto focal objeto de la foto, y toda la parte posterior al punto focal, se vuelve borroso”

Cuando existe dolor, el punto focal es enteramente el dolor mismo, y tu vida es lo que está en segundo plano con apariencia borrosa. Así que mi clave para asumir, aceptar y trabajar con la situación es decirme a diario: “cabrona aguanta, aprieta el culo que esto solo es un punto focal, todo lo demás se ve borroso pero está ahí, detrás de ti esperando que el dolor merme, para volver aparecer so…just keep pushing”.

Y de pronto un día el dolor merma, y eres capaz de valorar la experiencia y reconocer lo aprendido (y si no lo haces amiga mía, madura, porque de otra manera seguirás dando vuelta sobre la misma mierda) y de este gran hombre que desmembró mi alma, aprendí una gran lección… “Dianyelis…jamás bajes tus estándares”. Y no malinterpretes mi término “estándares” que los míos se diferencian en demasía de los que lees en Cosmopolitan.

Los estándares que hablo NO son las cosas que quieres de un hombre (“No quiero que tenga hijos, quiero que haya ido a la universidad, que genere buen dinero, que sea más alto que yo, que tenga buen carro”) y todas esas mamonerías que lo que hacen es minimizar tu capacidad de conectar con gente maravillosa que quizás tienes 3 divorcios, 2 hijos, son ateos y tienen un carro del 92’, pero que tú, tu altivez y tu ideal de vida, de vivir en blanco y negro no son capaces de reconocer (Damn no sabes la diversión que te estás perdiendo). Los estándares de los que yo hablo atañen enteramente a mí, a cómo me proyecto, a cómo me percibo, a qué estoy dispuesta a ceder y cuáles son mis límites; y para que lo veas más claro, aquí te enumero 4 de mis estándares:

1- “ Jamás te involucres con un hombre que no está disponible”

Por disponible no únicamente me refiero a que sea casado, o tenga pareja (a este punto y edad amiga mía usted sabe más que eso y yo jamás sería capaz de juzgarte, pero si ante una situación así decides zumbarte, sé consciente de que toda acción tiene reacción y prepárate para recibir dicha reacción). Un hombre que no está disponible puede ser uno soltero que siga enamorado de otro ser o un hombre pasando por tanto en su vida que no haya espacio para ponerte como prioridad.

2- “No inviertas en un hombre más de lo que invierte en ti”

Por invertir no me refiero a dinero ni lujos (trabaje y fájese por lo suyo, que si luchamos por la igualdad, aquí también se tiene que reflejar) me refiero a lo más valioso que tengo…mi tiempo y mi energía. Si un hombre le trata como reina, trátelo como un rey; pero si no mi niña, conteste su “Hey” con un “Hey!”.

3- “No cambies tus rutinas, tu vida, tu entorno, se fiel a ti… ¿porque sabes qué? Eso es lo que te hace ser atractiva”

Soy fanática de la gente con pasión en la vida, de la gente que vive con su agenda llena, que vive a tope y con sabor adrenalina en la boca, así que cuando me enamoro lo hago con la misma intensidad y en esta historia desplace a segundo plano mi gran vida por levitar alrededor de otro ser (yeppp nos pasa a todas, la clave es que te pase una vez, aprende coño).

4- “Respétate a ti, a tu cuerpo, a tu tiempo y exige respeto”

No idealices, no toleres, no justifiques situaciones donde te hacen sentir menos, donde te humillan, donde laceran tu autoestima. Y esto puede ser desde tener un compromiso para verse y que el hombre no aparezca, tener un intercambio de palabras donde se falten el respeto o algo más contundente, como percatarte que esta interactuando de manera particular (no apropiada) con otra mujer en tu presencia. Usted recoja su orgullo, alce su cabeza y con elegancia retírese.

Y no me mal interpretes… aquella relación me dio experiencias increíbles, fui muy feliz y yo me siento orgullosa de la calidad de hombres que han llegado a mi vida en los pasados años, todo lo que he dicho anteriormente es una crítica entera sobre mí, sobre lo que permití, sobre lo que cedí, sobre cómo me salté mis estándares y límites, porque es fácil mantener tus estándares frente a alguien que te resulta indiferente, pero el reto es mantener tus estándares frente a alguien que te resulta irresistible. La clave de los estándares es saber comunicarlos siendo contundente pero con mucha sutileza, con elegancia pero con fuerza (y si quieres saber más sobre esto, te escribo luego).

Pero para concluir nuestra tertulia de hoy te digo esto: ese hombre me hizo enfrentarme a mí misma, me hizo aprender, crecer y llegó ese punto de inflexión donde asumí, acepté, trabajé, superé y eventualmente muté. Y hoy cada vez que le pienso se me dibuja una sonrisa pues ya le perdoné. Las cosas pasan, la gente no es buena ni mala, simplemente reaccionan a lo que tienen enfrente dependiendo de su pasado y presente. Así que perdónate, perdónalo, aprende, abraza lo bueno, suelta lo que te pese y prométete ser fiel a tus estándares.

1 comentario en “Estándares”

Los comentarios están cerrados.